Mi experiencia como maestra de Educación Infantil en el aula de 3º ha sido muy significativa y sobre todo provechosa. Las relaciones con el alumnado y con la comunidad escolar así como con los padres han sido muy afectuosas y de cercanía.
Para mí, la vida del niño es como un juego, donde desarrolla capacidades creativas y a la vez espontáneamente, pues él no sabe que las desarrolla. El niño es capaz de inventar e imaginar multitud de escenarios, lugares y objetos mágicos.
¿Cómo podía yo como estudiante de prácticas aprovechar esa creatividad? Pues siendo creativa al igual que el niño. Es la mejor forma de que ellos lleguen a aprender lo que es la vida y lo que ésta implica.
El niño irá aprendiendo a través de pequeños juegos que despiertan el interés que por sí sola una actividad no lo consigue. Si somos creativos podremos imaginar desde un cuento por escenarios, hasta un bingo de los números...
Todo se puede lograr a través de juegos, pero no juegos cualquiera, sino juegos nuevos y cargados de elementos que llamen su atención. A veces es difícil innovar en una Educación Infantil que se basa en rutinas y más rutinas...
Cuando eres maestro dicen que sólo te importa el alumno y su aprendizaje, de ahí que valoremos la creatividad que le satisface y le gusta más al niño. Pero yo creo que la creatividad no solo satisface al niño sino que yo misma que la he experimentado, hace que la función el maestro no sea simplemente aburrida, sino más exitosa y con expectativas de cambio y de nuevos resultados.
lunes, 2 de marzo de 2009
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